EL BALANCE
  DE BLANCOS
  AUTOMÁTICO
  FALLA?


   Creado
   26 Jul 2010


   Actualizado
   31 Oct 2010


   


© Guillermo Luijk 2010



INTRODUCCIÓN

Es habitual encontrar discusiones sobre el buen, o en general más bien sobre el mal resultado del balance de blancos automático en las cámaras digitales, opción que de hecho suele ser la más empleada por los usuarios.

En el presente artículo pretende arrojarse un poco de luz para entender porqué el balance de blancos automático de nuestras cámaras digitales falla tanto, y qué podemos hacer al respecto.

Para comprender todo ello, es necesario entender primero cuál es el motivo de que sea preciso aplicar un balance de blancos diferente en cada situación. Es la cámara la culpable? la respuesta como veremos es que el causante es más cercano a nosotros que la propia cámara.


POR QUÉ UN BALANCE DE BLANCOS?

En fotografía química existen películas específicamente adaptadas para trabajar con una determinada temperatura de color. Del mismo modo, en el mundo digital será en el revelado RAW donde aplicaremos un balance de blancos adecuado al tipo de luz presente en cada escena.

Pero por qué tenemos que aplicar un balance de blancos diferente en cada foto?. El primer impulso puede llevarnos a echarle la culpa a la cámara, pensando que algo malo debe ocurrirle cuando se trabaja con luces de diferente composición.

Lo cierto es que esto no es así. La cámara funciona igual en todas las condiciones de iluminación, y la respuesta de su sensor a la luz visible no cambia según sea la naturaleza de ésta.

Entonces, dónde está el fallo?. Pues el "fallo", si puede llamársele así, está en nuestro sistema visual: nuestro cerebro reinterpreta las dominantes de color presentes en una escena alejándolas de los extremos cromáticos.

Así las escenas con una iluminación especialmente cálida tenderemos a percibirlas más frías de lo que son en realidad. Del mismo modo las escenas con una iluminación eminentemente fría, nuestro sistema visual tenderá a suavizarlas haciéndonos percibirlas más cálidas.

A la anterior tendencia a huir de los extremos, hemos de añadir el efecto de nuestra experiencia previa acumulada. Si sabemos por ejemplo que una pared es blanca, cuando esté bañada por una luz con una determinada dominante nuestro cerebro tenderá a neutralizar ésta, haciéndonos percibir la pared de un tono más cercano al blanco de lo que correspondería a una visión objetiva.

Por ejemplo, si en esta escena hacemos un balance de blancos de luz de día (el adecuado para obtener una imagen acorde a lo que percibimos en escenas cuya luz es aproximadamente blanca), debido a la luz artificial de tungsteno la imagen resultante tiene poco que ver con lo que percibimos allí:


Fig. 1 Escena revelada con balance de blancos de luz de día.


Esta imagen tan anaranjada recuerda a esas fotos hechas con cámaras compactas en cenas de amigos en las que el propietario, desconocedor de la existencia del balance de blancos, tiene configurado un ajuste de luz de día o automático, incapaces de enfriar suficientemente la escena. La iluminación artificial del local provoca una dominante cálida claramente visible en la imagen final.

Si ahora hacemos en cambio balance de blancos sobre el parche de la pared, que es blanca, eliminaremos la dominante y la imagen que obtenemos será muy similar a lo percibido en el lugar:


Fig. 2 Escena revelada eliminando dominantes sobre pared blanca.


En realidad lo que percibimos allí era un punto intermedio entre ambas imágenes, ya que nuestro cerebro no elimina por completo las dominantes sino que solo las atenúa, pero con seguridad mucho más cercano a esta última versión.

El nuevo balance de blancos no ha corregido en realidad ningún fallo de la cámara. Tan solo ha emulado el funcionamiento de nuestro sistema visual que, estando inmersos en la escena, se ocupó inconscientemente de enfriarla como contraposición a la iluminación cálida existente.


QUÉ FÁCIL ES ENGAÑAR AL OJO

Hagamos ahora un experimento, calculamos balance de blancos sobre el cubo marrón de la mesa de centro:


Fig. 3 Escena revelada haciendo balance sobre mobiliario marrón.


Cualquiera que mire esa imagen dirá que las paredes están fuertemente azuladas, y es cierto. Pero si se le pregunta por el color de los cubos de la mesa de centro, y responde con sinceridad, dirá que sigue percibiéndolos de color marrón.

Pero es así en realidad? si aislamos la porción del cubo donde hicimos balance de blancos de la escena que lo rodea, ya no la veremos tan marrón. De hecho si calculamos su color promedio veremos que es un gris totalmente neutro:


Fig. 4 Parche donde se hizo balance de blancos y su color medio.


Qué es lo que ha pasado? pues que nuestro cerebro, al calentar esas paredes azuladas que nuestra memoria sabía que eran blancas, ha calentado globalmente toda la imagen. Esto nos ha hecho interpretar por comparación unos cubos de color gris como si fueran marrones.

Aquí otro ejemplo. Haciendo balance de blancos en la mano, que por el color de la piel es un tono cálido, la imagen se enfría mucho quedando totalmente azulada. La piel se torna gris neutro, pero la seguimos percibiendo razonablemente de color piel por comparación:


Fig. 5 Gris neutro percibido como tono piel.


Si pasamos el ratón por la imagen veremos el resultado de hacer balance de blancos sobre la pared del fondo, obteniendo unos tonos mucho más naturales y, ahora sí, una piel de color piel.


EL BALANCE DE BLANCOS AUTOMÁTICO

El comportamiento tan subjetivo que hemos visto en nuestro sistema visual, es el que en último término provoca que el balance de blancos automático de una cámara, o de un revelador RAW, lo tengan imposible para proporcionar siempre un buen resultado.

La cámara o el software de revelado tenderán, porque no pueden aspirar a hacer otra cosa, a enfriar los colores en escenas donde predominen los tonos cálidos, y a calentar las escenas donde predominen los tonos fríos.

Pero qué pasa si los colores reales de una escena ya son cálidos por sí mismos?:


Fig. 6 Balance de blancos automático con predominio de colores cálidos (amarillos).


El perro ratonero de la imagen anterior (aunque parezca increíble, Coco es un perro de raza), es blanco y estaba bañado por luz de día. Sin embargo en esta imagen con balance automático sale totalmente azul, porque debido a la tela amarilla el balance automático (en este caso de ACR), ha enfriado en exceso la escena.

Pasando el ratón por encima de la imagen veremos un balance de blancos mucho más correcto, obtenido haciendo algo tan simple como usar el pelo del propio perro como referencia de un gris neutro.

En general el balance de blancos automático solo tendrá éxito en escenas cuya composición cromática se acerque en promedio a valores de gris neutro. En cuanto haya un predominio de colores marcadamente fríos o cálidos, el balance automático no dará un resultado satisfactorio, y no hay que crucificarlo por ello.

No es que la cámara o el revelador RAW no estén bien diseñados, es que simplemente no disponen de medios para hacerlo mejor porque no saben de qué color real son los objetos de una escena, ya que solo tienen información de luz reflejada.

Como la luz reflejada es una mezcla de los colores reales de los objetos que componían la escena (hacia los que tiende a acercarnos el balance de blancos que hace nuestro cerebro), más las dominantes de la luz que los iluminaba, es imposible para ellos calcular la corrección a aplicar que nos lleve a los colores deseables.

La conclusión es que no puede existir un balance de blancos automático que emule bien en cualquier situación el balance que hace nuestro cerebro.


EL BALANCE DE BLANCOS CORRECTO

Después de todo lo visto la pregunta del millón sería: y cómo establecemos entonces el balance de blancos? o dicho de otro modo, cuál es el balance de blancos correcto?.

La mejor respuesta que he encontrado es a la vez la más vaga: el balance de blancos correcto es aquél que resulte más satisfactorio en nuestra aplicación. Para lograrlo no existe una regla fija, y cada aplicación requerirá una forma de actuar diferente.

Tomemos los siguientes dos ejemplos bastante dispares:
  • Catálogo comercial para Ferrari
  • Puesta de sol sobre un edificio blanco


Fig. 7 Aplicaciones con distintos requisitos de balance de blancos.


En el primer caso nos interesará eliminar por completo cualquier posible dominante de la fuente de iluminación. Queremos que el color rojo del coche en el catálogo, sea el auténtico rojo Ferrari y no otro. A lograrlo nos ayudará emplear una iluminación perfectamente normalizada y ajustar el balance de blancos a su temperatura, o mejor aún, hacer una captura sobre una carta de gris neutro. Con ella obtendremos un balance de blancos personalizado in situ, o bien usaremos el cuentagotas si realizamos el balance en postproceso con el revelador RAW.

En el segundo caso sin embargo, eliminar la dominante de la puesta de sol no tiene sentido ya que queremos transmitir la calidez que percibimos en la escena. Aquí lo más correcto será recurrir a nuestra memoria visual, realizando un ajuste manual del balance de blancos (que pudiera tener como punto de partida un balance automático, un preajuste o la carta neutra si fuera viable) de modo que una cierta dominante cálida sobreviva en el procesado RAW con el fin de obtener la imagen que mejor transmita las sensaciones percibidas. Aplicar este procedimiento en el catálogo comercial sin embargo sería un error, y acabaría probablemente con un cliente insatisfecho.

Por lo tanto olvidémonos de buscar recetas de oro universales en lo que respecta al balance de blancos. Cada aplicación requerirá una forma de proceder, y la comprensión del motivo de hacer un balance de blancos y de lo que queremos lograr será la mejor guía para obtener un balance de blancos correcto.

Algunos obstinados defienden que la manera de obtener un balance de blancos correcto es emplear siempre una carta de color neutro. Como se ha visto, en muchas ocasiones la iluminación de la escena forma parte de la composición fotográfica, siendo un error en tales casos eliminar sus dominantes.


AJUSTE DE BALANCE DE BLANCOS EN LA CÁMARA

Si se dispara en RAW, la modalidad de balance de blancos ajustada en la cámara es poco relevante porque siempre vamos a poder modificarlo sin pérdida en el revelado. Sin embargo vale la pena hacer algunos comentarios sobre las opciones disponibles.

La mayoría de usuarios emplean un ajuste de balance de blancos automático con la idea de que la cámara calcule un punto de partida, pudiendo refinar el resultado en el revelado RAW si fuera preciso (si somos un poco exigentes casi siempre lo será).

A mí sin embargo me parece la opción menos interesante, porque en realidad no nos aporta nada. El balance automático es por un lado replicable en el revelador RAW, pero es que además por lo que hemos comentado no tiene ninguna seguridad de acertar. Por otro lado, usar un balance de blancos automático en una serie de fotos es garantía de diferencias de tonalidad entre unas tomas y otras, porque nunca se calculará exactamente igual.

Por lo tanto le veo más sentido a cualquier otro esquema de balance de blancos que podamos encontrar en la cámara y que sí nos aporte alguna ventaja, como pueden ser:
  • Preajuste de la cámara según la escena → uniformidad en las series
  • Personalizado sobre carta gris neutro → eliminación de dominantes de color
  • Balance de blancos anulado (UniWB) → histogramas más fiables en la cámara

ILUMINACIONES MIXTAS

Un último comentario sobre las escenas donde haya más de una fuente de iluminación, y éstas sean muy diferentes.

En las escenas del mundo real, y ayudado por nuestro estrecho ángulo de visión, el cerebro se adapta de manera muy rápida a las diferentes dominantes, de modo que todas ellas en mayor o menor medida pueden convivir.

Pero en una imagen fotográfica, que abarcaremos de un solo golpe de vista sin que pueda darse dicha adaptación, la "lucha" entre temperaturas de color sí se hará patente. Así no quedará más remedio que tratar por separado las distintas fuentes de luz si queremos una imagen final equilibrada.

Por ejemplo en la siguiente escena convive la iluminación especialmente cálida de la luz artificial interior, con la luz fría del exterior, una calle en sombra a primera hora del día:


Fig. 8 Escena con iluminaciones muy diferenciadas.


Si se quiere obtener una imagen final natural, no habrá más remedio que actuar de manera diferenciada en cada una de las zonas.

Pueden hacerse dos revelados con un balance de blancos específico para cada una de las áreas (en el exterior tenderemos a calentar un poco los tonos mientras que los enfriaremos en el interior), que se fusionarán por capas. No me parece descabellado que tarde o temprano los reveladores RAW permitan hacer balances de blancos diferenciados, indicando el usuario las zonas de influencia de cada uno.

Otra opción sería hacer un revelado óptimo para la zona mayoritaria (el interior), tratando de eliminar con un procesado local la dominante que afecte al exterior. O como se hizo en este caso, un balance de blancos intermedio para ambas iluminaciones más una posterior corrección más leve en las dos zonas. Pasar el ratón por encima de la imagen para ver la versión corregida.


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